Noche de Guayaquil






                                                   Foto de Manuel Álvarez Bravo (México)

Llegan las Gemínidas.
Las mujeres que regresan cada año
frío
atraviesan la penumbra
buscan a sus amantes.

Llegan híbridas
mitad asteroide
mitad anhelo.
Trozos de presencia.
Rastros inocuos de cometa.
Danzan sabiéndose breves, puntuales, olvidables. 

Los amantes apuntan maneras.
Algunos acechan distraídos.
Otros esperan ser parte del blanco.
Los más expertos  se han dado la vuelta.
Una emoción no puede con la chispa de miles de cielos
labrados a golpe de miles de pasos.
 (La exageración es tan frágil como necesaria, ya se sabe). 

Ellas -aún-  vienen raudas
a saciar la sed
a calmar las ganas  -propias y figuradas; ajenas y cercanas.

Llegan las Gemínidas
Traen gatos perdidos.
Excitaciones olvidadas  -selladas.
Vienen  con medio cuerpo.
(Huelga decir que en cada viaje  se han ido ¿dejando o perdiendo?).
 Los fogonazos nocturnos
ya no son accidentes ridículos
ni reojos resignados
ni cuadraturas intraducibles
al cuerpo o a los oídos.
Son deseos.
que marcarán el paso del viento.

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