Conversación pendiente (I)


   Saul Leiter. Menú - París 1959                                                              

Joyce comenta con frecuencia que Matt y ella raramente están juntos a solas, salvo en la cama.
-Y él leyendo algo importante.
Mientras ella lee algo sin importancia.
Alice Munro, Ficción
¿Qué ves mientras esperas el entresueño?
La puerta de la habitación,
el lavabo de  baldosas italianas escogidas con
esa elegancia caprichosa traída de tus viajes
-¿nos besamos en algún momento de azulejos?-.
Y el perchero
casi desnudo;
nunca nos inquietó.

 Espera, date la vuelta. ¿Recuerdas mi espalda?
Te arrullabas mirando fijamente
una cortina amarillenta
extenuada por el vaivén del viento
que insistí en dejar entrar cada noche.
Era un amago del olvido.

Tu espalda fue costumbre
como  curva necesaria para recorrer mi mañana.
Olerte, así, con esos pijamas cortos a rayas de navidad
-la familia regala vestidos de cama
para dos que duermen juntos
sin habitarse.

Te veo a mi derecha y de espaldas y
eres ese lamido incesante.
Mi terquedad
apenas me ayuda a
 seguir contándote los lunares
en secreto
más de cien  según si sudabas o te vestías de prisa
o llorabas porque mataron a Mario, tu amigo de la infancia,
allá en tu ciudad
donde han decidido anhelarse sin conocerse
con tal de conjurar los aires de espanto.

Junto a mi
te llegó el desengaño.
Con lunares y pijamas de regalos, apenas te rozo,
aunque delire por tu curva
o tu andar escandaloso por la habitación.

Te levantas temprano para alargar las piernas cansadas.
La memoria  de tu cuerpo
sabe  del  deseo extraviado.
Vas directo al baño
sin girarte.
Ya no preguntas dónde estará el gato.
Puede que yo esté con otra mujer.
Esta habitación ya no interroga.

Fue lenta mi
entrega a tus curvas,
ahora huidizas a cualquier hora;
de ese retablo pecoso
descubierto milagrosamente
por una ligera sábana.
Comenzaste a dormir desnuda
y yo terminaba una novela estupenda.

Mañana,
cuando te hayas ido
me acostaré en tu lado
y veré -espero ver-
a un tipo tranquilo
sin mayor oportunidad para ti
más que una ventana roída desde la primavera pasada.
Alguien estará metido en sus cosas
seguro de que los asuntos pendientes
-como algunas palabras-
no compiten con los urgentes.

                                                               Bernard Plossu

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