Tanto desorden en una espera



                                                              El Río Guayas y mi ventana

Los labios de todos los horizontes
sueltan un montón de preguntas.

-Niña, que esto es un abismo,
que si llegas al final, te caerás.

El horizonte del oído izquierdo
interroga al espejismo de lo  infinito.
El de la derecha, no. No quiere.
Está harto de ese barullo apostado en cada mañana -sin ti.
Es el edificio que construyen a la vera de tu cama
y que te eliminará un trozo de ciudad.
Ya pronto, tranquila,  aparecerá otra ventana y otra cama
y volverás al ritual de mirar con paz.
O te despeñas o caminas. Elige. 

La línea de las piernas se ha espantado.
Se retrae   huye    de esos contornos:
demasiada irregularidad.
Sigue adolorida porque
en la última caminata
solo atinó a dar patadas.
Como si el caminar fuera un zarpazo
 al cemento ardiente.

Los contornos del vientre
se saben acotados.
Pero cuando acaricias
 todo es esférico, festivo.

Algunos horizontes,
incluso el olvidado,
el de mi espalda descubierta
o el de una ciudad encendida
en la noche,
llegan hasta el borde de tu boca
contorno deseado 
para preguntarse
si las malas lenguas tendrán razón,
si será verdad que un borde
no es más que el final del camino,
si dará igual apostarse en la ventana
lastimándose los codos,
si llegar antes desguaza el llegar bien -en ti.

-Niña, niña, que esto es un abismo,
 si llegas al final, te caerás.

Algunas de esas líneas
  oblicuas y tozudas
  deseosas y algo cansadas
  fundidas  al pisar la calle -la tuya-
se ajustan a mi cuerpo.
Más me vale, entonces,
correr hasta ellas
con sus labios, sus codos maltrechos
y sus abismos de cuento.





Comentarios

Unknown ha dicho que…
Desde que lo leí y compartí en mi muro, no he dejado de leerlo querida Diana. Es tan hermoso y me hace pensar tanto en cómo la poesía es reflejo de nuestras vidas, es la vida misma. Esos amores inalcanzables donde amar resulta insoportable como una apuesta a ciegas donde predominan más las incertidumbres que las certezas!!! sin embargo, a pesar de ello, tu poema, con ese final tan sorprendente, iluminó mi tristeza!!! Qué grande eres Diana y qué grande tu poesía. Agradezco tanto haberte encontrado por acá...muchos besos poeta.
Diana Medina ha dicho que…
Muchísimas gracias, Ana, por tu lectura y tu compañía. Me hace feliz que mis palabras nos den tregua.
Un abrazo muy fuerte

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