Recuento
Es la cuarta o quinta vez que te lo explico.
Vengo de una casa salvaje.
Mis padres nosotros
nos hemos hecho sin contraseñas,
a pulso de fuerza sin brío.
Esta historia es concreta
como un remolino delgado.
Mucho después,
nos reunimos todos
en el retrovisor del coche.
Fue un arrebato de amor
ofrenda del rigor del tiempo apresurado.
Apretujados nos reconocimos.
Era mejor no respirar el aliento del otro.
Pero esta vez, toda la fuerza de brío y del abrazo.
Nos sentimos halagados.
Nos creamos contraseñas sencillas.
Nos quisimos así.
Nos despedimos mejor.
Pídeme muchas veces que te cuente esta historia.
No olvido mis orígenes ni desempolvo sus nostalgias.
Pídeme muchas veces que te cuente esta historia,
si me escuchas torcerla volcada sumergida en mi deseo.
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