El color se hizo carne


                                                                     Louis Ducos du Haron
hablaba mal del insomnio
porque me insonorizaba.

las palabras como las noches,
inacabadas,
en reflujo,
reventadas en la boca del estómago
sin tragar sueño
ni digerir una gramo de vigilia.

hasta que una mueca de amanecer
me habló en lengua extranjera
acompasada entre lo posible y lo probable
si mezclamos azul y ámbar

descalza entre zarzas 
no aborté
no te cubrí con la sábana
buscando una hoja de sueño
no te levanté con cigarros erráticos.

apareciste completo, contra todo lo descolorido.

fue tu cuerpo un abismo desvelado
en acoplo de colores
con la vitalidad de los que duermen
confiados en el amanecer
cuando a tientas logren acallar las alarmas

así, en ráfaga despierta,
el insomnio no esperaba mi silencio
ni el lento color de tus manos,
y suavemente -de trinar madrugado-
se quedó en los pliegues del día,
protegiéndonos.



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