Como dardo en la diana

                                              © Barbara Brändli
                                                      
mutó en filo
el borde donde nos esperábamos.

en un rato
era un camino turbulento
tan rugoso
que las piedras me curvaron los tobillos
como arcillas ardientes
tratando de mantener su forma
contra todo horno.

dos pasos más
el borde se movía junto a mí.
cuando me aquieté
hablé
besé
caminé por tus venas.

más allá,
una tarde de calor gelatinoso
te diste la vuelta
por el callejón pedregoso
casi guarida.
también tus pies se curvaron
sin disimular
esos brazos abiertos ansiando equilibrio.

me fijé en tus pasos
de calendario permanente.
olvidé que eran tus ojos
los que fijaban
fechas amores
manos sexo lenguas ternura
refrigerio cama casa
como dardos en la diana
en otros senderos,
ni más ni menos afilados
escarpados o alisados
que los míos.

debió pasar impercetible
un aire perdido
que te reconoció y te llevó consigo.
debió pasar algo o quizá nada,
fue azul el cielo en la mañana,
y en la tarde llovió.
nada fuera del tablero.
pero los bordes ya eran inhóspitos 
por el  giro de tus talones.

traté de ver gracia en tu andar
donde únicamente había pies curvados.
quise decirte que los filos, los de ambos,
eran frágiles arenosos,
aliviar los pasos - cuestión de tiempo.
pero en tus zancadas
-como lenta danza de colibrí recién nacido-
tu silueta era sorda a mi voz.

hace un poco de frío cada noche.
los bordes donde nos esperábamos
se deshicieron, finalmente.
ahora me arropa la ligereza de la ciudad
y le sigo el paso.
en sus tableros de sueños
se abren nuevas apuestas.
he vuelto a ocuparme
de los amaneceres en mi ventana.











Comentarios

https://poetasnuevos.wordpress.com ha dicho que…
👏👏👏👏👏
Diana Medina ha dicho que…
¡¡Gracias!! :-)

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