Lunes ahuecado
©Adrian Samson
venía a tropezarme
con tu exuberancia azul
recorriendo tu sien
escogiendo un menú,
copioso en fragilidad.
venía a decirnos
sobre ser justos y disculpas
de malentendidos mañaneros.
venía a escribirte
de la renuncia del director
que pone sus dedos en escotes forzados.
a nombrarnos
de no olvidar recoger la ropa
por la lluvia anunciada con guiño de ojo
del camarero al pedirle solo agua.
a quererte
de ver a los nuevos vecinos
y sus dos perros
acomodando los cubiertos
de la noche en cena de lunes,
vacío en tu calle preferida.
a contarnos
sobre tantos otros engaños
no entiendo qué del mío desairas
ni del tuyo acomodas.
venía -veníamos-
pero comenzó el aire de llamadas
pendientes -como borde de asuntos irresueltos.
ante un plato así de ruidoso
dos horas y cinco copas de agua después,
se derramó el tiempo.
esta era una cena de brotes azules y tobillos adoloridos,
un despejado y pulcro despeñadero.
venía a tropezarme
con tu exuberancia azul
recorriendo tu sien
escogiendo un menú,
copioso en fragilidad.
venía a decirnos
sobre ser justos y disculpas
de malentendidos mañaneros.
venía a escribirte
de la renuncia del director
que pone sus dedos en escotes forzados.
a nombrarnos
de no olvidar recoger la ropa
por la lluvia anunciada con guiño de ojo
del camarero al pedirle solo agua.
a quererte
de ver a los nuevos vecinos
y sus dos perros
acomodando los cubiertos
de la noche en cena de lunes,
vacío en tu calle preferida.
a contarnos
sobre tantos otros engaños
no entiendo qué del mío desairas
ni del tuyo acomodas.
venía -veníamos-
pero comenzó el aire de llamadas
pendientes -como borde de asuntos irresueltos.
ante un plato así de ruidoso
dos horas y cinco copas de agua después,
se derramó el tiempo.
esta era una cena de brotes azules y tobillos adoloridos,
un despejado y pulcro despeñadero.
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