Instantáneas
Los días templaron las páginas y las palabras.
Con la voz, cálidamente
llegó el deseo replicante de la lejana resonancia,
Con la voz, cálidamente
llegó el deseo replicante de la lejana resonancia,
de mantener el tono en el cuerpo y en los labios.
Algo timbra al interior de mis palabras
mientras el café levanta el día.
De pronto, los recuerdos son píxeles;
De pronto, los recuerdos son píxeles;
deformados, ampliados, engañosos.
A veces, la falta de recuerdos agudiza la memoria
y la miopía anuncia lo borroso.
Gradúo la voz y la mirada
y resigno al alma: solo hay calle ciega.
Los ratos llegan a golpe de pelotazos
con el vaivén del Guayas gris,
y las memorias se reparten en voces
ya idas ya lejanas.
Fulgurantes y nocturnas,
las calles largas y de doble escucha
ocupan otras lenguas y voces:
que no sean ni ocupen recuerdos.
De serlos -susurro- que traigan al poema
con sus voces y timbres,
para escucharlos desde la ventana
sin enojo ni espera alguna.
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