Tregua de vidrio
Tregua de vidrio
el son de la cigarra
taladra las rocas
El ají dulce trama
aguardando la aromática palatiana.
Canto cocinando con la gata Titina.
De lejos, la ausencia es imprudente.
Habla de la aventura conciliadora
del sueño con el ají para enamorar
por el estómago de las visitas.
Se aviene a poesía ansiosa,
de ser secreto profundo e inenarrable,
de la extrañeza porque afuera
ni si consigue ni se distingue.
Nos imponemos en ese secreto
de minúsculo elemento,
creyendo en su poder evocador.
Por él supe de lo ingrávido de esta tierra
y de la inutilidad de guardar secretos.
Casi no miro hacia la ventana para ver el sembrado,
tampoco digo reconfortantes palabras a mi vecina
ni comparo mis costumbres con las de ella.
Mi secreto, si viene, es lento,
como un amor resabiado
ante la transparencia de la ausencia.
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