Deseos*
"Backyard"**
—Ven.
Siéntate. Quizá podamos escuchar esa película si los carajitos se callan de una
vez.
—¿De
qué se trata?
—No
lo recuerdo.
—¿Ya
la viste?
—Sí,
pero no me acuerdo de casi nada. Sobre todo porque mientras la veía, Mary me
hacía una mamada.
—Suena
bien.
—Y
fue mejor. Me cayó por sorpresa, en su sofá.
—A
mí nunca me hicieron una.
—…
—
¿Por qué sigues viniendo a casa de Mary?
—Después
de la noche en la que me mataron, pasé un tiempo, no sé cuánto, sin saber nada,
ni qué hacer o dónde estaba. Una noche pude recordar el olor de Mary. Ella
vendía churros en el tráiler de su papá. Cada domingo se estacionaban en la plaza
y yo bajaba a comprarles. Ella siempre olía a grasa. Era la mujer más rica del
universo.
—Me
gustaría tener hambre.
—Cuando
recordé eso, vine a buscarla aquí a su casa. Los niños, los imbéciles esos,
fueron los primeros en saber que ese tufillo que olían era yo, y armaron un
escándalo tremendo.
—Mary
se asustó mucho, ¿no?
—No.
Ella es así. Se asusta por todo. Sólo me dijo que después de tanta grasa, mi
hediondez le parecía un olor más. Un olor como cualquier otro.
"And I remember every kiss"
—…
—¿Te
dije que me gustaría tener hambre?
—No
puedes. ¿Por qué es que estás así?
—Me
desollaron.
—¿Vivo?
—No.
Después de muerto.
—Quedaste
espantoso. ¿Por qué te vistieron así, compadre?
—
Violaciones. De carajitos.
—¿Quiénes?
—
Los tipos de la morgue. De pura rabia.
—¿Qué
haces aquí?
—Miro
a los carajitos. A los que viven por allí.
—¿A
los que te mataron?
—Sí.
—
Ya.
—…
—Te
decía que Mary era la mujer que mejor olía en todo el barrio.
—Me
decías que vendía churros.
—No.
Te decía que ella me hizo la mejor chupada que recuerdo.
—¿Qué
te trajo hasta acá?
—La
droga.
—¿Adicto?
—No.
Vendía. Era mejor.
—¿Mejor?
Pero si mírate, sólo hay huecos en tu cuerpo.
—Fueron
37 balazos, compadre. Con 37 me pusieron a mirar desde aquí.
—¿Quiénes?
—Los
que ahora están detrás de mí pero en su momento vivieron en el barrio de
arriba.
—¿Y
Mary fue tu mujer?
—No.
No la dejé. Después de la chupada, me la tiré muchas veces. Yo sólo iba a
buscarla para eso. Ella era la vendedora de churros, nada más.
—¿Y
después?
—Después
dejó de importarme porque vinieron las que estaban buenas de verdad.
—Y
ya.
—Sí.
—Entonces,
¿por qué hablas solo de Mary?
—Porque
ninguna otra olió como ella. Nunca. Olían bien, pero Mary y su grasa me hacían
sentir contento. Llegué a pensar que cuando olía como ella, las cosas me iban
mejor.
—
¿Se lo dijiste?
—Ni
de vaina. ¿Para qué? De todos modos, ella también me olía y yo la ponía triste.
—Por
eso vienes aquí.
—Sí.
Por eso.
"Finish"
—…
—Quisiera
tener hambre.
—Y
yo quisiera volver a oler a Mary.
—¿Y
la película?
—No
sé. No escucho un carajo.
—¿Nos
vamos?
—No.
Vamos a esperar a que se duerman todos; luego cada quien irá a lo suyo.
—¿Y
si nos huelen?
—Nada
de asustarlos, compadre. No podemos perder la oportunidad de venir hasta aquí
cada vez que queramos.
* Este cuento salió publicado primero en el blog de Los hermanos Chang
** Todas las imágenes pertenecen a Berk Öztürky han sido tomadas de su página web:
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