Desconfinando las calles (4)

 
                                          Foto de Pavel Maria Smejkal

Las calles vacías han sido de las imágenes más cercanas a la representación doliente de la pandemia.
A veces, las han calificado de fantasmáticas. Me rebelo ante esa calificación. Confundir calles sin gente con el vacío es  lo mismo que seguir creyendo que el cine mudo carecía de sonidos y ruidos. Además, estas calles son nuestras, y las pisamos y recorremos de mil maneras; las intervenimos como podemos: con la memoria, con nuestras fotos, con la imaginación, con la voz de los demás que nos cuentan sobre ellas...

El fotógrafo Pavel Maria Smejkal tiene una serie llamada Fatescapes, Escapar al destino, donde borró a las personas que aparecen en fotos fundamentales para documentar momentos históricos drámaticos o trágicos. Su gesto apunta a salvar a aquellos que se quedaron fijados en esos documentos. El escenario queda sellado como reconocible; no así quienes lo transitaron en ese momento.

José Domingo Laso, fotógrafo ecuatoriano,  borraba las imágenes de los indígenas en las fotos que tomaba a los turistas por allá en 1910 en Quito, porque ellos afeaban la imagen. Su bisnieto, Francois Laso, años después, recuperó y restableció sus figuras, sus sombras, o el propio borrado; algo así como "aquí fue borrado alguien".

En ambos casos, Smejkal y Laso bisnieto, buscan romper el estatismo al mirar los hechos históricos, de dinamizar aún más las vivencias en los escenarios, de estimular por igual la mirada y el ver, de rellenar y completar para reanimar la imagen y sus relatos

Hay millones de historias sobre la vivencia de esta pandemia, y es lo mejor que nos puede suceder. Los trabajos de estos fotógrafos me parecen ejemplos clave para reelaborar desde el confinamiento el afuera: volver a las calles y que no sean exclusivamente documentos de ausencia o de borraduras de existencias. Retomar las calles que son, y siempre lo han sido, las hitorias de nuestros pasos.
Francois -Coco-Laso