Desconfinando (1)





Est re-cuento es de algunas de mis pertenencias; todas son hilos conductores a tiempos, personas, espacios, momentos. No recupero el pasado ahora que una pandemia nos acorrala el presente; no. Le digo a la pandemia y a sus consecuencias: hay miles de historias por contar, y escribir. Aquí va un puñado.
¿Por qué mis cosas? Porque llevo como cuatro mudanzas en la vida y ahora vivo con lo que más quiero, con lo que me llevaría a la siguiente. Son objetos que me desconfinan, me sacan de paseo.

Este confinamiento me hace ver mejor que aquellos momentos en los que, por torpeza de lenguaje, sentidos y  significados, me autoconfiné. Porque he tenido dos momentos en mi vida en los que confundí confinamiento con tristeza, dos de los peores (los demás no vinieron con el autoconfinamiento como recurso de cuidados intensivos).  Lo mejor fue que, incluso enredada con las palabras, me reiventé sin saber que eso es lo ocurre en todo confinamiento, si no llega la fintud. Y allí estaban los cuentos, las historias y el deseo de darle a la vida mi mejor cara.

Mi objeto de hoy es el cuadro con el nombre en chino de mi hija, o eso me dijo el señor que pintaba estos caracteres en la Rambla de Barcelona, esa zona de postal donde, cuando no brilla el sol, están los cafés y los mimos, o el mar. Nunca hay cómo verle un defecto, salvo el del gentío, pero eso ya es parte su propio sentido.

Mi hija acababa de nacer, y esa mañana soleadísima -para seguir con el rigor de toda postal- el señor me pintó el nombre de ella.  A lo mejor dice otra cosa; no lo sé. Ahí están también la fecha y el lugar de los acontecimientos, y la firma. He olvidado cuál es cuál.  Pero, si alguna vez cometí el error de alzar en exceso la ceja -con el cuento malherido de la desconfianza- aquí no lo hago, porque traducir es un arte y, quizá, él quiso decir lo más cercano o parecido a mi deseo de traducción. Nos entendimos  a paso de pincel y de mímica. Él no hablaba español; le escribí el nombre de mi hija en un papel, y lo demás fue silencio y trabajo. 
Cada vez que lo veo, recuerdo que quise dejarle a ella algo para su futuro. La historia de su nombre en chino, por ejemplo. 

Comentarios

Pedro ha dicho que…
Cuatro caracteres o sinogramas chinos para ella :-)

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